Estamos viviendo un momento histórico muy decisivo. La salud global de la Tierra y las sociedades humanas muestran trastornos y patologías importantes. El nivel de alienación, fragmentación y compartimentación de la sociedad dificulta el encuentro, la comunicación y la transmisión de valores. Está resultando demasiado complicado el consenso y la organización práctica de la gente tal como demuestran nuestros políticos.Predomina el individualismo y se echan de menos unos códigos claros y operativos que nos ayuden a reconectar con la realidad y nos alejen de los coercitivos poderes dominantes que nos hacen sentir víctimas de unas absurdas circunstancias. Las leyes de la naturaleza y del mundo sutil son lo bastante simples y claras, al alcance de toda comprensión y de todo corazón liberado. No hay que ser muy intelectual ni sabio, pero si mantener la voluntad de esclarecer y mantener prendida la luz de la solidaridad y la libertad. Nos disponemos a seguir dando los pasos, o el salto, para volver a reconocernos como seres solidarios, hábiles y creativos, y con esta consciencia renovada ser capaces de reagruparnos de celebrar y hacer frente a las dictaduras del consumo y de la globalización. Recordemos que la alegría es un don que nace de la esperanza compartida, y esto acoge a todos los seres. Es tiempo de re-evolucionar y de demostrar de nuevo el sentir común, el poder y la alegría de vivir..
En esta re-evolución, las redes sociales pueden ser una plataforma única para este cambio.
“Imaginemos una gran fiesta, donde además de estar todos sus familiares y amigos, está llena de personas nuevas que no conocemos quienes llevan tarjetas de presentación donde podemos conocer su actividad, gustos, hobbies, dónde estudió, sus ideas, e incluso si están buscando pareja. Algo así son las redes sociales”
Vamos a vivir un cambio sin precedentes en la Humanidad, centrado en el definitivo apoderamiento del ciudadano. Las no ya tan nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones -en especial herramientas como los blogs, wikis, chats, personal broadcasting y en general el fenómeno 2.0-, están transformando el papel de los usuarios que han dejado de ser sólo consumidores para emerger como personas activas en este cambio. Este cambio implica hoy una participación activa de las personas en la creación de bienes y servicios, en lugar de limitarse sólo a su consumo.
Hoy, las redes isocales y las herramientas puestas a disposición de las personas para comunicarse y compartir conocimientos, nos llevan a la necesidad de desprendernos de principios empresariales como: ¡Existe una nueva tecnología, a ver qué hago con ella! la ciudadanía a través de su confluencia “ad hoc” puede participar en la innovación, es decir, en el proceso de puesta en valor de una idea, y en la creación de valor económico y social, impulsando avances en la ciencia y el desarrollo tecnológico que implican una colaboración con el resto de agentes del sistema del conocimiento (I+D+i). Innovar para generar riqueza económica y valor social en un mundo conectado implica contar con la voz y el conocimiento de ese mundo
Con las redes sociales nos acercamos cada día más a ese escenario de colaboración de la ciudadanía en la generación de valor a través del conocimiento y la conciencia en red, una conciencia global.