Hoy en día no somos sólo consumidores de datos, somos productores de grandes cantidades de datos de nuestra vida. La promesa del yo “cuantificado” y convertido a un conjunto de datos, en el que el registro de cada uno de nuestros actos es la mejor manera de entender sus consecuencias y lograr cualquier meta, es una de la muchas trampas en la que estamos cayendo. Muchas empresas a través de los datos , han comenzado a mercantilizar nuestra privacidad, aprovechando que ahora es una práctica cotidiana y un sector económico en crecimiento.
El mero hecho de “cuantificar” nuestro movimiento no es nuevo y la necesidad de medir todo lo que hacemos tiene un punto realmente positivo, como por ejemplo de como una forma de auto conocimiento y toma de decisiones para una mejor calidad de vida. Pero la recopilación sistemática de datos sobre nuestra vida personal que nosotros estamos regalando es uno de los factores que hacen posible el estado de vigilancia masiva que reveló hace tiempo Edward Snowden. Las redes sociales más usuales acumulan un perfil extremadamente detallado de nuestras preferencias , convirtiéndonos en un producto. Nuestros datos son la mercancía que estos nuevos “brokes digitales” compran y venden , y además se esta convirtiendo en un pilar esencial en el modelo económico de Internet. Nuestros smartphones nos identifican como sujeto único en la red mucha más que cualquier otra aplicación. El nuevo wereable de moda el Apple Watch da un paso más a nuestra privacidad, al registrar nuestros biodatos , como el ritmo cardíaco o los patrones de sueño.
Por otro lado esta datificación de la sociedad red, no solos nos permite ser sujetos pasivos, sino que podemos capacitarnos en el modo trabajo con datos para reclamar mayor cuota de transparencia a organizaciones y empresas. Por ejemplo la apertura de datos públicos o también llamada open data nos permite empoderarnos y reclamar mayor cuota de democracia, si somos capaces de conectarnos de trabajar en red con un objetivo de conocimiento abierto. Ejemplos como el proyecto de España en llamas de la Fundación Civio muestra el poder de trabajar los datos públicos con un fin de transparencia y empoderamiento. Pero ¿Pueden los datos resolver nuestros problemas? Este video creado en la exposición Big Bang Data es una recopilación de diversas opiniones de expertos alrededor del auténtico valor humano de los datos y todo aquello que estos no alcanzan a hacer.
Como dice el vídeo la privacidad es aquello que no sabes lo que es hasta que te la quitan. En resumen, todo el mundo básicamente debe ser consciente de su derecho al acceso y control sobre lo que se convertirá en una cosa tan importante como nuestra propia entidad física, nuestros datos y metadatos. Tal y como tenemos nuestra casa y nuestra privacidad en ella, dejando entrar a quien queramos y impidiendo el paso a otros, debemos crear esos muros virtuales que permitan mayor control y restricción a cualquier aplicación.
Somos datos, pero también somos redes , seres humanos, mundo. Deberíamos despertar conciencia que nuestros datos son una extensión de nuestro yo en la red y nos pertenecen, sino será demasiado tarde para cambiar las reglas que regirán nuestro futuro digital.
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